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Llevo más de tres décadas jugando videojuegos y he convertido ese pasatiempo en una carrera como escritor. Recuerdo los enfrentamientos que tenía con mis padres en aquel entonces sobre asuntos desde cuánto tiempo hasta qué juegos podía jugar. Dato curioso: Mis padres mantenían mis consolas enchufadas a un tomacorriente controlado por un apagador de luz en la pared, de modo que si no les hacía caso, mi progreso se perdía con un simple tirón.
Lo que yo (y mis padres) no sabíamos entonces era que existe una ciencia que explica qué es lo que me mantiene atado a mis juegos y que puede hacer falta algo más que un apagador de luz para superar tal atracción. Sí, los diseñadores de juegos utilizan estudios del comportamiento humano para crear juegos, pero el mismo enfoque también podría ayudarnos a desarrollar hábitos diarios con nuestros hijos para que podamos criar jugadores saludables. Una vez que comprendas cómo funcionan en conjunto el comportamiento y los hábitos de juego, podrás establecer límites claros para tus jóvenes jugadores.
Aquí tienes tu apagador de luz.
Establece límites de tiempo de juego.
El tiempo que un niño puede pasar jugando por día varía según la familia, pero es bueno tener una idea general de cuál es tu punto de referencia al establecer límites.
Prueba lo siguiente: Si aún no sabes cuánto tiempo pasan tus hijos jugando por día, considera realizar un seguimiento. Si necesitas ayuda para cerrar los juegos después de cierta hora cada noche, Verizon Family Plus también puede ayudarte a establecer límites de datos y Wi-Fi.
Participa en el juego o al menos mira cómo se juega.
La estrategia principal aquí es simplemente observar mientras tu hijo se divierte con su juego favorito. Ya sea que use el televisor de la sala para jugar con la consola o juegue con la tableta sentado contigo en el sofá, estar cerca de tu hijo mientras disfruta de sus juegos favoritos te permitirá desarrollar tu base de conocimiento.
Prueba lo siguiente: Si no sabes qué buscar, no sabrás cuándo será necesario desconectar. Así que participa en el juego. Pronto podrás diferenciar entre juegos como Candy Crush y Fortnite (si no podías antes), y sin importar a cuál juegue tu hijo, notarás la fluidez de una sesión de juego.
Aprende a detectar cuando la sesión de juego ha terminado.
Los juegos con un enfoque multijugador incentivan fuertemente a los jugadores a continuar una vez que termina una partida. Puede aparecer la pantalla de “fin del juego”, pero una de las herramientas más efectivas que mantiene a los jugadores activos es permitirles comenzar una nueva partida o misión fácilmente. Saber cómo se ven estas pantallas será clave para establecer límites.
Prueba lo siguiente: Si ves las siguientes palabras en inglés o español “Victoria magistral/Victory Royale”, “Misión cumplida/Mission Complete” o “Quedaste en el puesto XX/You placed XXth” en la pantalla, la sesión actual de tu hijo ha terminado, ya sea que llegó al final, ganó la partida o fue eliminado del juego hasta que comience uno nuevo. Cada una de estas pantallas está marcada con efectos visuales y de sonido específicos, especialmente para las victorias, así que mira algunas sesiones y familiarízate con los momentos finales de la sesión de juego. Si quieres que un niño deje de jugar y haga sus tareas o se bañe, este sería el momento de intervenir.
Busca el contador de vidas.
Claro que es más fácil ver a tu hijo jugar en una pantalla de televisión que en una tableta, pero eso no significa que no haya formas de utilizar la información en la pantalla más pequeña a tu favor. Carga tú mismo el juego que esté jugando tu hijo, mira dónde está el contador de vidas y sabrás cuántas vidas diarias obtiene en el juego.
Prueba lo siguiente: Realiza un seguimiento de la puntuación y las vidas de tu hijo y celebra las victorias con él. Al hacerlo, puedes llevar la cuenta de cuántas veces ha iniciado una nueva sesión y cuántas sesiones le quedan. Muchos juegos móviles gratuitos tienen una opción en la que puedes pagar para recibir vidas adicionales. Es posible que desees saber cuántas jugadas necesita realizar tu hijo antes de caer en la tentación de gastar dinero en más juegos, o podrías tener que pagarle "accidentalmente" por jugadas adicionales.
Vigila el registro de misiones o el rastreador.
Algunos niños no juegan a juegos de disparos ni a juegos de puzzle para dispositivos móviles, sino que prefieren vastos mundos abiertos repletos de misiones, enemigos y lugares únicos. Algunos de estos juegos, como World of Warcraft, no tienen finales claros, por lo que si estás supervisando a tu hijo mientras juega uno de ellos, no puedes aplicar los consejos anteriores. En cambio, los padres pueden utilizar el registro de misiones abierto para ver lo que tiene que hacer su hijo.
Prueba lo siguiente: Supervisa el registro de misiones o el rastreador que enumera todas las misiones abiertas que tu hijo ha activado. Cada uno enumera el objetivo que el personaje de tu hijo está intentando completar actualmente. Cuando tu hijo inicia un juego para una nueva sesión, puedes utilizar esto para realizar un seguimiento de las misiones que están abiertas en ese momento. Elige dos o tres para completar y, una vez que estén listas, es hora de guardar y cerrar la sesión.
Por cada 60 minutos de juego, incorpora 60 minutos de actividad física.
Las investigaciones en curso sugieren que los principales jugadores de deportes electrónicos hacen de la actividad física una prioridad. El ejercicio puede mejorar los tiempos de respuesta de los jugadores, así como su estado de ánimo y su capacidad de mantener la calma cuando los juegos se ponen tensos. ¿Tu hijo realiza suficiente ejercicio físico para equilibrar o mejorar su juego?
Prueba lo siguiente: Hablen juntos sobre estrategias para mantener el juego en equilibrio con el resto de la rutina diaria. Y si tu hijo es un aspirante a jugador, considera añadir 60 minutos de actividad física por cada hora que juegue videojuegos. La investigación sugiere que si los niños combinan el tiempo frente a una pantalla y la actividad física desde temprana edad, es más probable que mantengan ese equilibrio a medida que crecen.
No puedes suponer que supervisar los hábitos de juego de tu hijo es una tarea fácil, especialmente si tú nunca has jugado a esos juegos. Sin embargo, los consejos que se ofrecen aquí te ayudarán a establecer límites claros sobre el tiempo que tu hijo puede jugar por sesión. Independientemente del juego que estén jugando, estas pautas podrían ayudar a tu hijo y a ti a disfrutar de sus juegos favoritos con límites seguros y saludables, siempre y cuando hagan sus tareas.
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